Cuando tenía 10 años tenía una máquina de escribir y dos hermanos pequeños.
Amaba ser hermana mayor y amaba leer libros de la biblioteca de mi casa que eran de mi papá cuando era un niño... recuerdo que me encantó un libro que se llamaba “Ami el niño de las estrellas” y tuve mi primer sueño... expresé el deseo de escribir un libro.
Crecí, me fui a otro país, estudié, trabajé, me casé, fui mamá, me volví a ir a otro país... Todo en mi vida cambió menos el deseo de escribir, siempre tuve un diario de vida, luego escribía y rompía las hojas y no ha pasado un momento en mi vida en el que recuerde haber dejado de escribir una carta, una poesía, una idea.
Lo chistoso de todo esto es que cuando era niña quería escribir mi libro en la máquina de escribir que yo adoraba, pero cuando se me acabó la tinta no me la volvieron a comprar porqué salía cara y era difícil de encontrar, así que seguí en lápiz y papel hasta que me fui digitalizando y tuve mi computadora.
En todo este lapso de tiempo han pasado muchas cosas en mi vida, bellas y otras muy trágicas... pero escribir siempre me ha salvado y nunca me habría imaginado que llegaría hasta una pandemia en mi vida.
Pero... también ocurrieron muchas cosas positivas durante este encierro que me ponen muy feliz.
Ustedes saben muy bien que todos necesitamos trabajar para pagar la comida, la ropa y las facturas pero el cierre de tantos negocios durante la pandemia reveló que la implementación digital es fundamental para sacar adelante la economía y que las profesiones digitales en Latinoamérica no existen al nivel de demanda...
Pero Nicole, ¿qué tiene que ver esto con que querías escribir un libro de niña?
Pues para mi mucho.
Si no hubiese sido por la cuarentena no habría descubierto que gracias a esa pasión que siempre tuve podría tener un trabajo del todo profesional y muy requerido hoy.
Empecé a trabajar un mes antes de que comenzara la pandemia por medio de una persona que entró a hacer parte de mi vida durante el periodo pre-covid.
En ese momento entré en contacto con las herramientas digitales y descubrí que existen los Community Managers y copywriters...
¿Los qué?
Pues estos seres humanos que normalmente están dotados de empatía y amor por la escritura, la organización y que con creatividad, estrategia y mucha preparación profesional ayudan a que las empresas, negocios o emprendimientos conecten con su audiencia en los medios digitales.
Por medio de un contenido bien pensado logran que esa relación entre los negocios y los clientes sea tan amigable que te hagan sentir que al consumir sus productos o servicios no estarás gastando dinero... estarás invirtiendo en ti... te estarán ayudando a satisfacer una necesidad y a quitarte un miedo.
Es entonces cuando te das cuentas que el poder del digital va más allá de pasar un buen rato y ver fotos... no conectas solo porque tienes internet.
Conectas con esa persona, negocio o empresa porque te aporta algo importante para ti. Empatiza contigo y lo hace muy bien.
Latinoamérica necesita miles de esos profesionales y yo no sabía dónde se aprende a hacer eso.
En internet hay un montón de cursos y tutoriales pero la verdad es que también hay mucho humo.
En mi caso, por algunas interesantes casualidades de la vida conocí a través de mi trabajo a una persona que estaba viendo la forma de ayudar a suplir esa necesidad en nuestros países y ¿adivinen?
Gracias a ésta interesante casualidad accedí un mundo nuevo, me di cuenta que podía cumplir mi sueño sin descuidar nada de lo más importante para mí, que podía cubrir mis necesidades desde mi propia casa, al lado de mis hijos.
Así comencé a ayudar a otros en sus negocios con dedicación, disciplina y mucho estudio para poder convertirme en una buena community manager y copywriter.
Ahora estoy segura que hay habilidades que nacen desde el corazón.
Y pues bien, he podido ayudar a muchos negocios que han pasado por mis manos en los últimos 3 años... lo que a la vez me ha permitido a mí, a completar un nuevo capítulo del libro que soñé escribir de niña... porque he podido entregar un pedazo de mi vida en manos de los que me han leído… en cualquier parte del mundo, gracias a la era digital.